19 de septiembre, una fecha trágica para México
A las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México fue sacudida por un sismo de 8.1 en la escala de Richter, con duración de minuto y medio.
Tras el movimiento telúrico, el gobierno reconoció la muerte de entre seis y siete mil personas; sin embargo, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) contabilizó 26 mil. Por su parte, las organizaciones de damnificados calcularon en 35 mil los muertos. Hasta hoy no se sabe con exactitud cuántas personas murieron en esa fecha.
Edificios emblemáticos se derrumbaron: el Hotel Regis, el Conalep en Balderas, las instalaciones de Televisa en avenida Chapultepec, el Centro Médico, el Hospital Juárez, el edificio Nuevo León en Tlatelolco, el multifamiliar Juárez, las oficinas de la Secretaría de Trabajo, de la Secretaría de Comunicaciones, de la Secretaría de Comercio y la de la Secretaría de Marina, así como muchas viviendas en las colonias Morelos, Tepito, La Lagunilla, Guerrero y Valle Gómez.
La Jornada informó que lo sucedido esa mañana fue “el peor temblor en México” y enfatizó la solidaridad de los voluntarios que entre los escombros rescataban a personas atrapadas. Carlos Monsiváis narró que “transcurrida la primera oleada de pánico, la gente intervino subsanando las limitaciones gubernamentales (…), el impulso humanitario se convirtió en decisión civil y (…) la gente se abocó a las tareas de hormiga, aprovisionó albergues, organizó la ayuda, salvó vidas e hizo posible la comprensión colectiva”.
Esa mañana de 1985 el temblor no sólo despertó a la sociedad civil con numerosas pérdidas, sino que de la tragedia y los escombros también surgieron comités barriales, vecinales, de trabajadores y de salvamento -como el caso de los famosos “Topos”-, y un sinnúmero de organizaciones más que exigieron a las autoridades un mayor control en las construcciones y una preparación adecuada para enfrentar ese tipo de desastres, para que lo sucedido aquel 19 de septiembre no se repitiera jamás.
Más de tres décadas después, el 19 de septiembre de 2017 –justo en un aniversario más de aquel sismo de 1985–, a las 13 horas con 14 minutos, ocurrió un terremoto de 7.1 grados de magnitud, cuyo epicentro estuvo a 12 kilómetros de Axochiapan, Morelos, en los límites entre Morelos y Puebla y a 120 kilómetros de la Ciudad de México. Ese fenómeno natural provocó el derrumbe de varios edificios y casas, dejando cientos de muertos y miles de familias que aún no tienen un techo donde vivir.
Para conmemorar a los fallecidos a causa de esos dos terremotos, el gobierno federal en turno suele convocar a la población del país a sumarse al macrosimulacro de sismo que se lleva a cabo cada 19 de septiembre[5], ya que no hay mejor manera de honrar a las víctimas que impulsando una todavía incipiente cultura ciudadana de prevención, a través de la organización –adicionalmente a los simulacros– de brigadas de protección civil en cada oficina y del establecimiento de sitios para concentrarse en caso de algún siniestro, entre otras dinámicas.
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